EL NIÑO
AGITADO
¿Todos
los niños movidos presentan el clásico TDAH??
¿Es
conveniente medicar de forma tan precoz a los niños?
¿Es
adecuada el tipo de educación actual para nuestros niños?
El TDAH, TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN
CON HIPERACTIVIDAD, es un trastorno de conducta que
aparece en la infancia, y que se suele empezar a
diagnosticar alrededor de los 7 años de edad aunque en algunos casos
este diagnóstico se puede realizar de forma más precoz. Se manifiesta como
un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la
atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado.
Lo
más frecuente es ver la asociación de la hiperactividad motriz, el problema de
atención en la escuela y la excesiva impulsividad.
Delante
de este cuadro se han valorado diferentes hipótesis como una afección
neurológica perinatal, la vulnerabilidad genética, anomalías neurobiológicas,
presencia de tóxicos, factores
psicosociales, .... Además esta frecuencia aumenta cuando hay presencia de
problemas familiares.
Realmente,
¿hay tantos niños con este trastorno?, o bien, estos niños no se integran bien
en este sistema nuestro. ¿Creen realmente que podemos tener niños tranquilos,
atentos, sosegados? Cuando los padres, educadores y profesores no despiertan en
su mayoría de ocasiones ningún tipo de pasión o al menos interés por su
trabajo, por la vida. O bien, estos niños perciben prisas, estrés, pocas risas,
y sobre todo aburrimiento?
Apuntar que el diagnóstico de TDAH en niños y
adolescentes es exclusivamente clínico, basado en los criterios
diagnósticos del DSM-IV-TR o de la CIE-10, esto quiere decir que no hay ninguna
prueba específica que certifique dicho diagnóstico, lo realizará un facultativo
con experiencia y entrenamiento en dicho diagnóstico, a través de entrevistas
clínicas a los padres y al paciente, obtención de información de la escuela y
revisión de antecedentes familiares y personales, además de la exploración
física y psicopatológica del paciente, a lo cual se pueden añadir una
evaluación neuropsicológica y/o psicopedagógica. Espero que todos los niños
diagnosticados hayan sido evaluados por facultativos sumamente objetivos.
Nos
avisan, y cada vez más de que algo no funciona, y en lugar de escucharles les
medicamos. ¿Podríamos ayudarles desde otra vertiente más natural?
Yo
creo que sí.
La
terapia con homeopatía nos abre un nuevo campo para ayudarnos a tratar y
conducir a nuestros niños, siempre por supuesto acompañado de pautas de
comportamiento y actitud por parte de su entorno. El tratamiento con
psicoestimulantes debería reservarse para las formas clínicas más severas.
Apuntar
un pequeño inciso neurobiológico para la compresión de dicho “trastorno” y su
tratamiento farmacológico. Las investigaciones actuales indican que la dopamina y la noradrenalina son los principales neurotransmisores relacionados
con la tarea de prestar atención. Ambas necesitan mejorarse para lograr un
beneficio clínico persistente. Esto quiere decir que necesitamos estos
neurotransmisores libres para poder realizar esta función, así pues lo que
permiten los tratamientos farmacológicos es aumentar la concentración de estas
monoaminas en los espacios sinápticos (entre las neuronas). El problema que yo veo son los efectos
adversos de los fármacos que se emplean y la facilidad con la que se dan. Les
cito referencia de la ficha técnica del metilfenitado: “la seguridad y eficacia de la utilización a largo plazo del
metilfenidato no se han evaluado de forma sistemática en estudios controlados”
/ “No está autorizado para su uso en adultos con TDAH” / “”no se ha establecido
la seguridad y eficacia en pacientes de edad avanzada ni su uso en niños
menores de 6 años”.
Estos efectos adversos de los fármacos hacen a los psicoestimulantes aparentemente útiles para controlar la conducta de los niños, sobre todo en ambientes altamente estructurados que no atienden sus necesidades genuinas.
Por
ello el tratamiento se plantea multifocal, combinar simultáneamente, medidas
educativas, psicopedagógicas y médicas, con el fin de optimizar los resultados,
encontrando la homeopatía su lugar:
-
Como
tratamiento de base
- Como continuación a un
tratamiento farmacológico a forma de relevo.
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