domingo, 28 de septiembre de 2014


ACCIDENTE CEREBROVASCULAR

Los accidentes cerebrovasculares (AVC) forman un grupo heterogéneo de trastornos que involucran la interrupción focal y repentina del flujo sanguíneo que produce o puede producir un déficit neurológico. Los AVC pueden ser de origen isquémico (80%) por obstrucción de una arteria sobre todo como consecuencia de una trombosis o una embolia, o bien hemorrágicos (20%) como resultado de una rotura vascular.

En los países desarrollados sigue siendo la tercera causa de muerte, después de las cardiopatías y las neoplasias.

El cerebro es muy sensible a las interrupciones en el flujo sanguíneo ya que las neuronas no tienen reservas energéticas, es por ello que si no se produce un AVC transitorio (de muy corta duración) las secuelas neurológicas pueden ser permanentes y graves, dependiendo también del territorio cerebral afectado.

Los procesos fisiopatológicos más comunes que contribuyen al AVC son las manifestaciones terminales de la aterosclerosis y la hipertensión, por lo que son susceptibles  a una combinación de métodos de prevención y opciones terapéuticas. Los principales factores de riesgo modificables para el AVC son hipertensión, tabaquismo, diabetes mellitus e hipercolesterolemia. Otros factores de riesgo adicionales incluyen la obesidad,  estenosis carotidea, homocisteinemia, aumentos de Proteina C reactiva, alta ingesta de grasas y sal en los alimentos, falta de frutas y legumbres en la alimentación, terapia hormonal sustitutiva en las mujeres, entre otros.

La prevención y el tratamiento del AVC debería incluir el control pormenorizado de todos los factores de riesgo identificables.

Están surgiendo una serie de  estudios que respaldan el enfoque de la medicina integrativa en la prevención y tratamiento del AVC. Por ello el integrar al tratamiento convencional la nutrición adecuada, complementos alimenticios, vitaminas, tratamientos complementarios, rehabilitación cognitiva y otros aspectos relacionados con el estilo de vida pueden tener un efecto favorable en la prevención y el tratamiento del AVC.

Con la nutrición buscaremos modificaciones en la alimentación para eliminar los alimentos con efectos proinflamatorios (eliminar los ácidos grasos trans), incrementar el aporte de ácidos grasos omega 3, por ejemplo. Aporte de suplementos bien a través de la alimentación o por suplementación nutricional si las concentraciones de homocisteina son elevadas (ácido fólico, vitamina B6 y B12).

 

Así mismo hay diferentes estudios que avalan que la acupuntura ayuda a individuos que han experimentado un AVC, que pudiera tener un efecto neuroprotector además de mostrar una mejora en la función neurológica global, siendo siempre este tratamiento seguro y exento de efectos secundarios.

Dependiendo de las secuelas estaría indicado realizar una rehabilitación cognitiva para aleccionar al cerebro y minimizar así los trastornos ocasionados por la lesión, así como realizar ejercicio aeróbico 30 minutos al día.

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