ACCIDENTE
CEREBROVASCULAR
Los accidentes cerebrovasculares (AVC) forman
un grupo heterogéneo de trastornos que involucran la interrupción focal y
repentina del flujo sanguíneo que produce o puede producir un déficit
neurológico. Los AVC pueden ser de origen isquémico (80%) por obstrucción de
una arteria sobre todo como consecuencia de una trombosis o una embolia, o bien
hemorrágicos (20%) como resultado de una rotura vascular.
En los países desarrollados sigue siendo la tercera
causa de muerte, después de las cardiopatías y las neoplasias.
El cerebro es muy sensible a las
interrupciones en el flujo sanguíneo ya que las neuronas no tienen reservas
energéticas, es por ello que si no se produce un AVC transitorio (de muy corta duración)
las secuelas neurológicas pueden ser permanentes y graves, dependiendo también
del territorio cerebral afectado.
Los procesos fisiopatológicos más comunes que
contribuyen al AVC son las manifestaciones terminales de la aterosclerosis y la
hipertensión, por lo que son susceptibles
a una combinación de métodos de prevención y opciones terapéuticas. Los
principales factores de riesgo modificables para el AVC son hipertensión,
tabaquismo, diabetes mellitus e hipercolesterolemia. Otros factores de riesgo
adicionales incluyen la obesidad, estenosis carotidea, homocisteinemia, aumentos
de Proteina C reactiva, alta ingesta de grasas y sal en los alimentos, falta de
frutas y legumbres en la alimentación, terapia hormonal sustitutiva en las
mujeres, entre otros.
La prevención y el tratamiento del AVC
debería incluir el control pormenorizado de todos los factores de riesgo
identificables.
Están surgiendo una serie de estudios que respaldan el enfoque de la
medicina integrativa en la prevención y tratamiento del AVC. Por ello el
integrar al tratamiento convencional la nutrición adecuada, complementos
alimenticios, vitaminas, tratamientos complementarios, rehabilitación cognitiva
y otros aspectos relacionados con el estilo de vida pueden tener un efecto
favorable en la prevención y el tratamiento del AVC.
Con la nutrición buscaremos modificaciones en
la alimentación para eliminar los alimentos con efectos proinflamatorios
(eliminar los ácidos grasos trans), incrementar el aporte de ácidos grasos
omega 3, por ejemplo. Aporte de suplementos bien a través de la alimentación o
por suplementación nutricional si las concentraciones de homocisteina son
elevadas (ácido fólico, vitamina B6 y B12).
Así mismo hay diferentes estudios que avalan
que la acupuntura ayuda a individuos que han experimentado un AVC, que pudiera
tener un efecto neuroprotector además de mostrar una mejora en la función
neurológica global, siendo siempre este tratamiento seguro y exento de efectos
secundarios.
Dependiendo de las secuelas estaría indicado
realizar una rehabilitación cognitiva para aleccionar al cerebro y minimizar
así los trastornos ocasionados por la lesión, así como realizar ejercicio
aeróbico 30 minutos al día.
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